Durante siglos las cerraduras totalmente mecánicas han sido nuestra única opción de seguridad. Y no lo han hecho mal, pues cumplen las funciones básicas de cualquier sistema de seguridad: identificación y resistencia a la apertura.
Sin embargo, el progreso tecnológico ha permitido incluir más elementos electrónicos que complementan la seguridad de los cilindros mecánicos tradicionales. Por ejemplo, las cerraduras que prescinden de las llaves, como las cerraduras inteligentes, que son cada vez más populares.
Pero en muchos casos es deseable mantener la funcionalidad y el factor de forma de la cerradura con bombín tradicional. Y este requerimiento se puede conseguir fácilmente utilizando las cerraduras electromecánicas.
¿En qué se distinguen de una cerradura tradicional?
Una cerradura electromecánica sigue utilizando una llave, pero en combinación con la electrónica moderna para añadir funciones de autenticación y auditoría. En el exterior, las cerraduras electromecánicas son muy similares a una cerradura de llave tradicional o de alta seguridad.
Su funcionamiento interno también es similar, con filas de pasadores que se alinean con la llave insertada. Lo que los distingue es precisamente el bombín.
A diferencia de uno normal una misma llave puede o no abrir el mismo bombín, dependiendo de la activación eléctrica de un elemento de cierre. Esta activación tiene lugar tras la confirmación electrónica de la clave.
Esto significa que dos precios de copias de llaves pueden ser iguales a nivel físico, pero diferentes a nivel electrónico, y no abrir la misma cerradura electromecánica.
Es más fácil identificar una cerradura electromecánica mirando sus llaves. La mayoría de los sistemas electromecánicos tienen llaves que incorporan elementos electrónicos en su empuñadura, lo que las hace ligeramente más grandes que las llaves tradicionales.
¿Cómo funciona un bombín electromecánico?
El bombín de una cerradura electromecánica consta de dos partes diferentes. Por un lado, la llave mueve una serie de clavijas, como en una llave normal. Pero la cerradura no gira a menos que sea desbloqueada por un elemento activado electrónicamente.
El desbloqueo se consigue comparando la identidad digital de la llave introducida con una base de datos de llaves autorizadas. Los componentes electrónicos del interior de la llave se activan por la acción de inserción de la misma, lo que permite su funcionamiento sin necesidad de cableado eléctrico.
Existen soluciones de acceso centralizado que pueden autorizar las llaves a distancia, en particular a través de una interfaz web. Sin embargo, la mayoría de las cerraduras electromecánicas habituales requieren la introducción de una llave para autorizar o no el acceso.
Ventajas de los cilindros electromecánicos
Las cerraduras electromecánicas son programables, lo que significa que la autorización de acceso no es fija y puede modificarse sin cambiar físicamente el bombín. Esto facilita el control de las llaves y simplifica cualquier esquema de seguridad centralizado.
También se reducen los costes de gestión. El cambio de la autorización de una cerradura electromecánica no requiere un cerrajero o personal autorizado. También proporcionan resistencia a la manipulación (como el bumping) al requerir una autentificación adicional para funcionar.
Muchos bombines electromecánicos del mercado, especialmente los diseñados para uso comercial, permiten restricciones de apertura por tiempo o incluso retrasos de apertura para determinadas llaves.
La electrónica integrada también puede hacer un seguimiento de las llaves utilizadas, la autorización o la denegación de acceso.
Por último, los cilindros electromecánicos son compatibles con los cilindros tradicionales, especialmente en lo que respecta al factor de forma. Esto significa que puede sustituir gradualmente los cilindros tradicionales sin mayores problemas de compatibilidad.